El pilates terapéutico no difiere demasiado del pilates «original», pero lo que si es diferente es que, durante la aplicación del pilates terapeútico, los ejercicios se adaptan mucho más a la persona a la que se le aplica la técnica.
Cada persona tiene unas circustancias diferentes a otras y, aunque al trabajar con pequeños grupos podemos adaptarnos bastante, cuando se trata de corregir o recuperar la salud tras una patología, la personalización debe ser fundamental.
Lo más importante a la hora de aplicar el pilates terapéutico, es conocer cual es el problema que ha traído a la persona a nuestro estudio y las recomendaciones que el médico le ha dado. A partir de ahí el instructor actuará sobre el alumno aplicando los ejercicios y la técnica Pilates que mejor se adapte a sus circunstancias.
A través del pilates terapeútico buscamos diferentes objetivos. El primero y fundamental es que la persona recupere la movilidad del sistema musculo-esquelético que se ha visto mermada por la lesión que ha sufrido. Hacer que el alumno recupere su calidad de vida y que pueda moverse sin que haya dolor, es el objetivo que perseguimos con cada programa de ejercicios.
El segundo objetivo principal es la reeducación postural. A través de esta técnica, evitamos recaídas en la lesión a la vez que prevenimos otras que puedan venir dadas por errores posturales.
El pilates terapéutico lleva su tiempo. Hay clientes que piensan que con una sesión se van a solucionar sus problemas, y no es así. Pero con un poco de tiempo (y probablemente algunas agujetas de por medio), los beneficios que proporciona el pilates terapeútico es impresionante.
Consejo: Huye de las clases masificadas. La atención del instructor no puede ser total y podrías obtener más perjuicio que beneficios.